¿Te ha pasado que te sientes mal por haber disfrutado de un postre? ¿O después de una comida abundante te quedas con la sensación de que debiste haber comido menos? Quizá alguna vez hayas decidido no cenar para compensar lo que comiste durante la tarde. Si te identificas con alguna de estas situaciones puedes estar sintiendo culpa al comer y sobre eso hablaremos hoy.
Al terminar de leer este artículo, tendrás más claridad sobre qué es la culpa al comer, por qué la estás sintiendo, cuáles son los focos rojos que debes tomar en cuenta, qué problemas de alimentación se asocian con ella y qué es lo que puedes hacer para no sentirte culpable y disfrutar sin preocupación cada bocado.
El sentimiento de culpa al comer es la sensación que nos queda de haber hecho algo malo o de haber roto alguna regla de nuestro plan de alimentación después de haber ingerido algún alimento en cualquier momento del día. Este sentimiento nos produce un gran malestar, porque pensamos que hemos cometido un grave error y se activa en nosotros la necesidad de compensarlo de alguna manera.
El sentimiento de culpa al comer no distingue género o edad, ya que puede estar muy ligado a la concepción que tengamos de nuestra propia imagen corporal, y haberse originado a partir de múltiples causas:
Al tener muy presente la preocupación por nuestro peso, es más común tener ese sentimiento de culpa con cada cosa que comamos porque creemos que entonces no lograremos la meta de perder peso.
Cuando nos hemos acostumbrado a hacer dietas constantemente, ya no vemos el acto de comer en sí como algo natural o una necesidad básica; sino como una meta que hay que cumplir siguiendo reglas específicas, y si las rompemos aparece la culpa.
Esta clasificación, naturalmente nos hará sentir culpables al comer algo que es “malo” o “no es saludable”. Sin embargo, ningún alimento es bueno o malo en sí; sino que así aparece ante nosotros a partir del concepto que tengamos de ellos y que ha sido creado a partir de nuestras experiencias con las dietas que hemos hecho, lo que nos enseñan los medios, nuestra cultura y lo restrictivo que sea nuestro plan de alimentación en ese momento.
Es común escuchar, y creer, que si comemos pasta en la noche engordaremos, o que hay que evitar el plátano y el pan porque tienen muchas calorías. Este tipo de creencias suelen construirse sobre dichos populares y sin evidencia científica. Vale la pena investigar y consultar a expertos para tener información fiable y tomar decisiones más conscientes sobre nuestra alimentación.
“Como ya me comí esta rebanada de pan, da igual si también pido un postre”, “el lunes vuelvo a la dieta”, “me como esto y entonces no ceno”. Este tipo de pensamientos dualistas ocasionan más culpa al comer y pueden desencadenar una alimentación desordenada u otros problemas alimenticios.
Los hábitos de alimentación con los que hemos crecido al interior de la familia también influyen mucho en la forma como nos relacionamos con la comida. Si desde pequeños nos dicen que tal o cual alimento es malo, esa creencia nos puede acompañar hasta la vida adulta haciéndonos sentir culpa si alguna vez lo probamos.
Si te identificas con esta situación y te has dado cuenta que te sientes culpable después de comer algunos alimentos, pon atención a los siguientes signos porque podrían indicar el inicio de algún trastorno de conducta alimenticia que hay que atender cuanto antes:
Las consecuencias ocasionadas por este sentimiento de culpa tienen mucho que ver con la vergüenza y el castigo, un par de sentimientos que, de no ser atendidos a tiempo, pueden derivar en problemas más complicados de resolver.
Si sentimos que hemos cometido un error al comer algo que consideramos “malo”, solemos pensar que ahora tenemos que compensarlo pagando de alguna forma por lo que hicimos. Esta idea puede llevarnos a las siguientes conductas:
La culpa al comer se convierte entonces en una necesidad de pagar por el “pecado” de haber comido y la “penitencia”, como una forma de compensarlo, suele ser muy violenta hacia la propia persona. Ten mucho cuidado porque esta relación de culpa y castigo con la comida se puede convertir en un círculo vicioso difícil de controlar.
Si no le prestas atención a ese sentimiento de culpa que ya está presente en tus días, puedes abrirle la puerta a problemas de alimentación más complicados que pueden impactar fuertemente tu salud mental y física.
Estos son algunos de los trastornos de la alimentación que pueden surgir a partir de la culpa al comer:
Con la bulimia experimentamos atracones recurrentes, acompañados por una sensación de no poder dejar de comer o no poder controlar la cantidad. Esto, provoca que pensemos que debemos compensarlo a través de comportamientos extremos para evitar el aumento de peso, tales como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, así como el ayuno o el ejercicio excesivo.
La anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por la restricción de ingesta calórica necesaria para tener un peso corporal sano. Por el contrario, esta privación de alimento produce una disminución significativa del peso con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Al sufrir anorexia, sentimos un miedo intenso a engordar y la forma como percibimos nuestro cuerpo se altera gravemente sin darnos cuenta de las consecuencias severas que puede significar llevar nuestro peso corporal al mínimo.
Un atracón es la ingesta de una cantidad de alimentos superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período similar y en circunstancias parecidas. En el trastorno por atracón se presentan episodios recurrentes de esta situación provocando una sensación de falta de control sobre lo que se come, asociada a comer mucho más rápido de lo normal, comer hasta sentirse desagradablemente lleno o comer muchísimo cuando en realidad no tienes hambre. En este trastorno, los atracones se presentan al menos una vez a la semana.
Por otro lado, y a consecuencia de la cultura y la malinformación, ha aparecido el fenómeno de la ortorexia; la cual, sin estar considerada como trastorno alimentario, se centra en “comer saludable” y cuidar en todo momento por la calidad de los alimentos que ingerimos. El problema con este concepto tan extremo es que puede causar obsesión en las personas y llevarlas hacia trastornos del tipo restrictivo como la anorexia.
Una vez que hayas identificado por qué te sientes culpable al comer, es momento de poner manos a la obra. Aquí te compartimos algunos consejos para ayudarte a disminuir ese sentimiento de culpa:
Cuando nos enfrentamos a la culpa al comer podemos llegar a sentir mucha confusión y no saber si necesitamos ayuda psicológica de profesionales expertos en psicoterapia y sus técnicas para entender mejor nuestros sentimientos al comer y darle un mejor manejo a nuestras emociones, teniendo siempre como prioridad nuestra salud física y emocional.
En este caso, la terapia en línea es una excelente opción para quienes pasan por este tipo de problemas de alimentación y están buscando alternativas a la terapia presencial para tener más flexibilidad, mayor intimidad, movilidad y acceso a un amplio grupo de especialistas, entre otros beneficios de la terapia en línea.
Comer sin prejuicios, y sobre todo sin sentirte culpable, sí es posible. La solución está en ti y en el apoyo profesional que tengas a tu lado para aprender, poco a poco, a elegir tus alimentos sin ideas restrictivas sobre lo “bueno” o “malo” en la alimentación, sino teniendo en mente cómo nutrir a tu cuerpo de la mejor forma, lo importante es ser constante, no perfecto.
La hora de la comida, al ser un acto social, puede llegar a ser muy placentera. Date la oportunidad de volver a disfrutarla y tener buenos momentos con tus seres queridos en la mesa, gozando la experiencia con tranquilidad y libertad de cualquier tipo de culpa.
Si piensas que tu relación con la comida te está afectando, estamos aquí para ayudarte. Nuestra red de terapeutas son profesionales confiables, expertos y tienen un alto sentido de empatía para ayudarte a entender mejor tus emociones y cómo se relacionan con la comida.
Sigue estos sencillos pasos para tomar tu primera sesión de terapia en línea: