En el 2020, se confirmó que alrededor de 284 millones de personas consumieron drogas alguna vez en su vida. Los estudios indican que la tendencia al uso recreativo de sustancias, dependiendo de la región, podría aumentar de aquí al 2030. Y si bien existen algunos casos en que se utiliza por “diversión” ¿cuándo llega a ser un problema?
Según la UNODC (La Oficina de las Naciones Para las Drogas y el Crimen) en los últimos 24 años la utilización de cannabis se incrementó en un 47%. Junto con el porcentaje de adolescentes que perciben el consumo de esta droga como perjudicial disminuyó en un 40%.
En líneas generales, podríamos considerar a las sustancias de uso recreativo como aquellas que se emplean para el disfrute personal por sus efectos secundarios o las sensaciones que provocan.
Por otro lado, según la Organización Mundial de La Salud, se define como droga a “toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, pueda modificar una o varias de sus funciones”.
Entonces, en dicha definición podrían entrar sustancias legales como el tabaco, la cafeína y el alcohol, o las drogas ilegales, como el cannabis, la cocaína, el éxtasis, entre otros. La mayoría de ellas, además de ir contra la ley, pueden generar adicciones, lo que afecta la salud mental y física y la relación con tu entorno.
El dilema del uso recreativo de las drogas es lograr trazar la línea entre su empleo consciente y responsable y el consumo dependiente, o de plano, adictivo.
Existen varias maneras de agrupar las sustancias. En algunos países se clasifican según su legalidad, otros por su nivel de adicción. No obstante, la Organización Mundial de la Salud, las clasifica por los efectos que causan en el cuerpo, es decir, depresoras, estimulantes y alucinógenas/psicodélicas.
En esta categoría se encuentra el alcohol, los barbitúricos, los tranquilizantes, el opio y sus derivados, como, la morfina, codeína, heroína, entre otros. Se conocen así porque disminuyen o retardan el funcionamiento del sistema nervioso central.
Además, afectan la concentración y, en ocasiones, el juicio. Pueden provocar un estado de relajación o bienestar, pero al mismo tiempo, generan apatía y elevan la tensión.
Al contrario que las depresoras, las sustancias estimulantes aceleran la actividad del sistema nervioso central. Se distinguen porque provocan euforia, irritabilidad, disminución del sueño e inquietud.
Dentro de esta categoría entran la cocaína, los estimulantes anfetamínicos y las sustancias sintéticas.
Estas distorsionan las sensaciones, llegando a impactar los procesos de pensamiento y de percepción. Aquí entran una gran variedad de sustancias que pueden venir de fuentes naturales o sintéticas. Los más populares pueden considerarse el LSD o los hongos alucinógenos.
Existen varios mitos y expectativas sobre los efectos de las sustancias recreativas. Por ejemplo, se dice que tomar LSD o Cannabis hace mejores artistas, cuando la realidad es otra y hasta puede reducir la calidad del arte.
Por este tipo de expectativas (en su mayoría exageradas) muchas personas comienzan a buscar soluciones en ellas, ya sea para dormir mejor, desestresarse o sentirse aliviados. No obstante, todo esto tiene una explicación y todo se resume en cómo actúan en nuestro cerebro.
Esto es porque las drogas son sustancias que afectan los neurotransmisores, es decir, los mensajeros químicos que transportan las señales de las neuronas a todo el cuerpo.
Un ejemplo, según el Instituto Nacional del Uso de Drogas, es la marihuana, que posee una estructura química similar a la de un neurotransmisor, esto permite la activación de las neuronas.
Cabe destacar que si bien la estructura química es parecida a los neurotransmisores del cerebro, no actúan de manera natural y pueden provocar mensajes anormales.
La marihuana o el cannabis es una de las sustancias más populares para el uso recreativo. Y a pesar que antes era totalmente ilegal, para nadie es une secreto que varios países han comenzado a legalizarla, lo que también ha facilitado investigaciones al respecto.
Gracias a ello se ha podido comprobar sus efectos, su dependencia y hasta sus factores de riesgo. El psiquiatra Annes Bahji, señala los siguientes:
La cantidad de personas que consumen drogas de forma recreativa, (o lo han hecho alguna vez en su vida) es más grande de lo que imaginamos.
Por ejemplo, en México, según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, se estimó que 2.5 millones de personas consumieron algún tipo de droga en el 2016. Las edades van desde los 12 hasta los 65 años. Sin embargo, solo el 0.6 presentó una posible dependencia.
Fuente: Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (2016 - 2017)
Como su nombre lo explica, su función principal es la recreación, el placer, o la curiosidad. No obstante, se han encontrado otras razones que se mezclan con la salud mental.
Alguna de las razones por las cuales las personas consumen drogas por primera vez son:
¿Qué pasa cuando esto es llevado al límite? Ahí es cuando pueden surgir algunas de los siguientes consecuencias:
Hay diferentes factores que pueden hacer que una persona genere una adicción, esto va a depender de su entorno, su genética, su calidad de vida y su estado de salud mental.
La adicción no ocurre de manera automática. Existen otros factores que pueden hacer que una persona genere una adicción a las sustancias, como lo puede ser su entorno social. Dicho esto, algunas señales de alertas son:
Muchos estudios concluyen que el entorno (económico, social o familiar) de los jóvenes es un factor bastante significativo que lo puede hacer más propenso a una adicción.
Una muestra de esto fue el estudio realizado por el doctor Bruce Alexander en 1980. En dicho experimento se colocaron dos grupos de ratas en jaulas distintas. Una de las jaulas estaba correctamente ambientada con actividades placenteras para los roedores, un “Disneyworld” para ratas, mientras que la otra estaba más empobrecida.
En dichas jaulas se colocaron dos dispensadores: uno con agua normal y otro con morfina. El descubrimiento fue bastante interesante, ya que demostró que las ratas que estaban en un ambiente placentero si tomaban agua con morfina, pero siempre regresaban al agua normal. Por otro lado, el otro grupo de ratas sí desarrolló una adicción.
Esta conclusión demuestra cómo una persona con un buen entorno puede desarrollar más defensas mentales y físicas para no llegar hasta el punto de la adicción.
Existen otros factores, además del entorno, que pueden llevar a la adicción:
Las personas que sufren de síntomas de trastornos mentales, como lo son la ansiedad, el insomnio, o la tristeza, pueden comenzar a usar ciertas sustancias para "automedicarse" y aliviar estos síntomas. Al consumir la sustancia, se genera una sensación de recompensa para el cerebro, lo cual puede incrementar la posibilidad de generar una adicción.
Una paciente con depresión que recurre al alcohol para desinhibirse está en riesgo de empeorar su cuadro. Incluso, personas sin ningún tipo de trastorno, podrían desencadenarlo. Por ejemplo, una investigación del Consejo General de Psicología de España, demuestra que las personas con mayor consumo de cannabis y alcohol también presentan mayores puntuaciones de esquizotipia.
Aunado a esto, está comprobado que el consumo prolongado de drogas puede afectar de otras maneras, reduciendo las siguientes funciones:
Cuando una persona genera una adicción a alguna sustancia, no solo sufre ella, sufren sus amigos y familiares porque poco a poco van notando cómo se deteriora su calidad de vida. Es por eso que es importante tomar en cuenta a todo el círculo de apoyo para tratar una adicción.
Lamentablemente, así como hay un estigma con las enfermedades mentales, también existe mucho prejuicio con aquellos que están sufriendo una adicción. Es necesario informarse, sin juzgar a ninguna víctima y motivarla a buscar ayuda.
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